Colegio Padre Pedro Arrupe publica testimonios de alumnos

08 Marzo 2024

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Un conjunto de relatos muestra el positivo impacto que ha tenido en los estudiantes el Programa 1000 horas que tiene como objetivo el desarrollo de habilidades blandas mediante experiencias fuera de la sala de clases.

En 2014 surgió el Programa 1000 horas en el Colegio Padre Pedro Arrupe, Quilicura, Región Metropolitana, al darse cuenta de que los estudiantes de enseñanza media técnico-profesional (TP) solo tenían como anhelo llegar a cuarto medio, sin proyectarse a estudios superiores. “Constatamos, que la falta de motivación de seguir un camino a la enseñanza superior era por falta de capital cultural y eso no se encuentra en la malla curricular escolar”, señala el exrector del establecimiento y quien implementó este programa, Manuel Arredondo.

Ante ese escenario, decidieron destinar 1.000 horas pedagógicas a experiencias fuera del aula, de las 13.000 que tiene un estudiante entre prekínder y cuarto medio. “Estas se relacionan con viajes a otras regiones, conocer y compartir con otras culturas, vivir experiencias en la naturaleza, ampliando la conciencia sistemática de cada estudiante y desarrollando su contacto interior y el lenguaje corporal a través de sus sentidos”, explica Manuel.

En esto, la Fundación Irarrázaval ha cumplido un rol esencial, apoyando mediante “aportes importantes para que los estudiantes se puedan desplazar a regiones”, revela Arredondo.

Al cumplir 10 años del programa, los resultados son positivos. “Los estudiantes dejaron de desertar, los cursos de enseñanza media están completos y los alumnos que siguen en la educación superior actualmente superan el 85%”, sostiene.

Con este balance, el exrector señala que decidió publicar los testimonios del Programa “como un aporte a la educación pública” y que estos “son la vida y el fundamento del programa. Es importante tener evidencias de las buenas ideas y su concreción”.

La publicación, llamada “Testimonios del Programa 1000 horas”, relata las experiencias y aprendizajes de los participantes del programa, donde expresan emociones, procesos reflexivos personales, vivencias ocurridas en la naturaleza y en equipo, entre otros. La editora, Cecilia Lobos, afirma que los testimonios “permiten conocer de primera mano los impactos de aprendizaje profundo obtenidos por sus participantes, en las dimensiones emocional, social y espiritual de su desarrollo”.

Asimismo, Cecilia agrega que el compartir estos relatos tiene como intención principal “que estas experiencias continúen realizándose y se expandan a una mayor cantidad de estudiantes, tanto del Colegio Padre Pedro Arrupe como de otros establecimientos de nuestro país”.

“El programa ha dado motivación, movilidad y posibilidades a los estudiantes de poder plantearse anhelos y concretarlos”, concluye el exrector.

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