“Si un niño no está bien, no va a aprender”

30 Agosto 2021

Neurociencia E Inicial.pngCon esta afirmación, Carolina Pérez, inició el curso online “Neurociencias aplicadas a la educación inicial” para docentes de la especialidad Atención de Párvulos y Educadoras de Párvulos de la RED Irarrázaval donde participaron más de 50 personas y donde la experta expuso sobre cómo los niños se han enfrentado y cómo les ha impactado la pandemia.

Durante los días 16 y 17 de agosto, más de 50 educadoras de los establecimientos de la Fundación Irarrázaval participaron en el curso online “Neurociencias aplicadas a la educación inicial”, donde Carolina Pérez, Educadora de Párvulos y Licenciada en Estética UC; Máster en Educación de Harvard University, y directora de Starfish Preschool, expuso sus estudios y conclusiones sobre lo que los niños han vivido este tiempo de pandemia y qué hacer para acogerlos y lograr que aprendan de la mejor manera.

León Urruticoechea, director de Gestión en Educación de la Fundación Irarrázaval, cuenta que ese curso se enmarca en las actividades de capacitación que cada año la Fundación ofrece a los docentes de las especialidades técnico-profesionales. “En esta ocasión, este curso también captó la atención de las educadoras de párvulos, así que nosotros felices de abrir la convocatoria a ellas también. Si queremos niños íntegros, tenemos que partir desde la primera infancia, entendiendo cómo son, cómo funciona el cerebro y cómo llegar a ellos de la mejor manera”, dijo.

El curso buscó entregar información a los participantes para internalizar la neurociencia como aporte curricular y favorecer el compromiso del aporte individual y colectivo en su aplicación. En ese sentido, Carolina Pérez, comenzó la exposición señalando que un niño de entre 10 meses y 5 años es cuando más conexiones neuronales tiene, por lo tanto, permitirle al niño que realice todas las conexiones neuronales que pueda llegar a hacer en esta etapa es el rol principal de papás y profesores, según explicó. “Si yo sé que un niño de 2 años está conectando neuronas, digo ok, voy a tener que hacer un arreglo en mi rutina para darle los estímulos que ese niño necesita”, dijo.  

Sin embargo, la pandemia ha causado efectos en la salud mental de los niños, y como afirma Carolina, “un niño que no está bien, no va a aprender”. “Los que más sufrieron fueron los niños chicos del jardín infantil y los adolescentes. Con los niños chicos tenemos tiempo”, señaló la experta.

Debido, a esto, afirmó Carolina, es que hay que adaptarse e innovar para estar a la altura de estos niños. “Todos los niños tienen la capacidad para aprender, pero no todos los niños tienen profesores con la capacidad de enseñar de manera entretenida. El que el niño esté en la sala con ganas de aprender es lo que lo va a hacer lograrlo…si estos niños se sienten acogidos, respectados y queridos, recién ahí se abrirán sus cerebros para aprender y ahí cuando estén abiertos, tenemos que aplicar todo de manera entretenida para lograrlo”.

Carolina explicó que hoy, con las restricciones debido al coronavirus de distanciamiento, de mascarillas, se hace difícil la acogida, el cariño, por eso es clave innovar.

“La única forma que tiene el cerebro humano para aprender es con las manos en la masa, que haya aprendizaje activo, moviéndome, con amigos, usando todo el cerebro y usando distintas vías por las que me llega la información”, recalca la experta.

Por otro lado, también expuso sobre el estrés que tienen los menores hoy: “A los niños les produce estrés no tener libertad para explorar su medio ambiente. Debo tener estrategias para minimizar el estrés en mis niños”, y señala que lo mismo ocurre con los profesores. Ante esto, Carolina destaca el mindfullnes como un gran apoyo para el estrés.

Finalmente, en este panorama desafiante, Carolina invitó a los presente a animarse y “¡que la vuelta a clases sea un carnaval!” y entregó recomendaciones prácticas para el retorno a las aulas de los más pequeños, en la medida de lo posible: Adaptación con los papás; mascarillas donde se vean las sonrisas. “Si queremos enseñar a hablar, que se vea la boca” y evitar huinchas de “peligro”. En definitiva, concluye: “Que los niños disfruten y los profesores también”.

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